No existe proceso de enseñanza sin la creación de vínculos entre el enseñante y el aprendiente, y ese vínculo se establece, básicamente, en base a la confianza mutua entre ambos.
Esta tarea me ha permitido apreciar y profundizar en el aspecto afectivo y emocional del proceso de enseñanza y aprendizaje. En el caso de la enseñanza de ELE este componente emocional tiene un papel decisivo, por un lado como proceso de observación y análisis de los valores y emociones de nuestros alumnos y, por otro, como herramienta para establecer estrategias adecuadas para cada grupo de aprendientes. Cuando hablamos de metodología debemos tener claro que no nos estamos refiriendo a un conjunto de normas a seguir para enseñar la lengua, sino a unas estrategias a adoptar en nuestro ejercicio docente, dirigidas a facilitar el aprendizaje.
Cómo creéis que podríais establecer vínculos con vuestros estudiantes?
El establecimiento de vínculos debería ser la tarea prioritaria durante la primera sesión en el aula y es también uno de los aspectos que deberíamos tratar de perpetuar a lo largo de todo el curso, y no creo que sea tarea fácil.
En primer lugar debería preocuparme por las condiciones físicas del aula, preguntar a los alumnos si se sienten cómodos, si tienen frío o calor, si necesitan más luz…, o si hay algún alumno que tenga alguna necesidad específica y al que el resto del grupo podamos ayudar de alguna manera.
Mi actitud durante las clases puede ser determinante en el establecimiento de vínculos. La forma en que me mueva en el aula, mi postura corporal, mi expresión facial, el hecho de “buscar” la mirada de los alumnos y, por supuesto, el tono de voz y el lenguaje que utilice en en aula, son factores cuyo control facilitará establecer vínculos de retroalimentación con los alumnos.
Pienso que un primer paso sería presentarme ante los alumnos, darme a conocer y explicarles, a grandes rasgos, cuál es mi trayectoria y la razón por la que estoy frente a ellos dispuesto a colaborar en su aprendizaje del español y compartiría con ellos cuáles son mis aficiones.
Compartiría con ellos mi experiencia como alumno de lenguas extranjeras, en este caso mi experiencia con el francés y el inglés.
También les propondría un medio de contacto, un correo electrónico, por si en alguna ocasión tienen necesidad de establecer contacto con el profesor en relación a algún aspecto académico o, en su caso, cualquier situación que pueda influir en su proceso de aprendizaje.
De la misma manera les animaría a presentarse ellos mismos y a que compartieran con el resto del grupo cuáles son las razones por las que se han decidido a aprender español; qué es lo que conocen de España y de la cultura española y, también, cuáles son sus aficiones. Posteriormente trataría de establecer cuáles son nuestros lugares comunes, aquellas cosas que nos unen de una u otra manera.
b) Proponed algunas actividades que fomenten la confianza y las emociones positivas en clase.
- Propondría a los alumnos que escribieran y compartieran con el resto de compañeros, cuáles son sus principales valores en la vida, los que consideran más importantes y por qué razones. Seguidamente deberían compartir cómo han adquirido esos valores. Con estos valores confeccionaremos una lista que tendremos siempre en un lugar visible del aula durante nuestras sesiones.
- Durante las primeras sesiones deberíamos establecer en conjunto cuáles son las normas básicas por las que queremos que se rija nuestro equipo. Así pues propondría llegar a un acuerdo de las “normas” básicas a seguir en el aula. (puntualidad, respeto a los demás, el uso o no de los móviles en el aula…)
- Intentaría establecer alguna rutina, de carácter diario, al inicio de la clase, que permita a los alumnos expresar vivencias y opiniones con sus propias palabras. Los alumnos podrían comentar alguna de las actividades que han realizado el día anterior y que consideren que puede interesarnos al resto del grupo, o bien proponerles que dediquen cinco o diez minutos a buscar una noticia relacionada con España y hablar sobre ella al día siguiente.
- Propondría una serie de personajes: Henry Ford, Walt Disney, Bill Gates, Steven Spielberg, Soichiro Honda, Sydney Poitier, Stephen King, Alejandro Amenábar, Salvador Dalí, Van Gogh…, e invitaría a los alumnos a opinar sobre estos personajes, a dar datos e informaciones sobre ellos y sus trayectorias. Al final les propondría tratar de averiguar qué es lo que tienen en común estos personajes. En realidad todos tienen algo en común son o han sido personas de éxito aunque todos ellos han pasado por estrepitosos fracasos durante sus trayectorias. Eso nos permitirá reflexionar sobre el valor del esfuerzo, la superación de obstáculos, el poder de la creatividad y el poder que implica el hacer lo que a uno realmente le gusta.
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