
Creo que no soy el único que, a lo largo de la vida, ha tenido esa sensación al enfrentarse a la gramática, pues la manera en que se nos ha enseñado tradicionalmente, en lugar de facilitar el aprendizaje contribuía, en muchos casos, a bloquear al aprendiente enfrentándolo a la gramática desde un punto de vista meramente mnemotécnico. Esta tarea me ha permitido reflexionar sobre el importante papel que debe tener la gramática, especialmente en la enseñanza de ELE y asímismo de cómo deberíamos enseñarla.
Se aprende de lo que se hace y, al fin y al cabo la gramática es un entrenamiento que nos debe permitir fortalecer músculo, eso sí, de modo que no tengamos agujetas cada vez que la practicamos.
COMENTARIO DEL ARTÍCULO
ORTEGA OLIVARES, Jenaro: Algunas consideraciones sobre el lugar de la gramática en el aprendizaje del español lengua extranjera.
El artículo de Jenaro de Olivares pone de relieve la dificultad de establecer cuál debe ser el papel de la gramática en el proceso de aprendizaje de una lengua. Se trata de una cuestión muy manida, que ha recibido la atención de lingüistas y docentes durante décadas, y para la que todavía no se ha encontrado una fórmula “mágica”, quizás porque no la hay.
Los métodos de enseñanza de lenguas han adoptado múltiples posturas ante el peso de la gramática en el proceso de aprendizaje, o como lo describe el autor: “...esa ley del péndulo por la que parece haberse regido la sustitución de un método por otro en los últimos tiempos…”. En cierto modo debemos considerar esos cambios como la adaptación progresiva de los métodos de enseñanza a los resultados de las investigaciones lingüísticas que, en los últimos cincuenta años, han permitido profundizar en el conocimiento del funcionamiento de la lengua.
Las aportaciones de Noam Chomsky supusieron una auténtica revolución y conllevaron la asunción por parte de la comunidad lingüística de la teoría de la gramática generativa, basada en la existencia de una estructura mental innata que permite la adquisición de la lengua materna de una manera natural y casi automatizada. Desgraciadamente este módulo lingüístico sufre un progresivo proceso de atrofia que comienza hacia los siete años y eso explicaría las dificultades en el aprendizaje de otras lenguas superada la infancia.
Parece bastante claro que, frente a otros seres vivos, solamente los humanos hemos desarrollado la facultad del habla para cubrir una parte de nuestras necesidades comunicativas. A pesar de ello casi el 90% de nuestra comunicación se establece mediante señales animales (lenguaje corporal, expresión facial, risa, tono de voz…) y el control cognitivo de señales (las palabras) suponen entorno a un 10% del total de nuestros actos de comunicación.
Llegados a este punto nos vemos en la obligación de reflexionar acerca de las grandes diferencias existentes entre el aprendizaje de una o varias lenguas maternas y el aprendizaje de lenguas extranjeras pasado el período de activación y puesta en marcha del módulo lingüístico.
La preponderancia de la teoría del módulo lingüístico en el aprendizaje no debe hacernos perder de vista otros factores que, sin duda alguna, influyen de manera determinante en el aprendizaje de la lengua materna. Durante la adquisición de esa lengua estamos desarrollando habilidades lingüísticas que responden a una necesidad comunicativa y al instinto de desarrollarnos como seres sociales. Durante este período aprehendemos la gramática de una manera “natural”, es decir, nos sometemos al imperio de la ley de la palabra que nos habilita para vivir en sociedad.
En la edad adulta muchas de esas necesidades se han desvanecido, ya disponemos de rutinas comunicativas, de gramáticas aprehendidas y de instrucción gramatical (formal o informal) y además según Chomsky tenemos un módulo lingüístico en proceso de atrofia. Yo prefiero pensar que tenemos un módulo ya fijado y formado sobre unas estructuras lingüísticas concretas lo cual nos inhabilita, en cierta medida, para la adquisición de una lengua extranjera de manera natural. Eso no significa que no podamos aprender una nueva lengua pero sí pone de relieve que las estrategias y métodos de aprendizaje no pueden ser los mismos.
He ahí el gran dilema, cuál debe ser el peso de la gramática, cómo la podemos insertar en los métodos de enseñanza comunicativo y con qué finalidad lo estamos haciendo cuando estamos acompañando en el aprendizaje a personas con estructuras gramaticales ya fijadas y sin tener en nuestra mano el poder de establecer las mismas condiciones de adquisición de la lengua materna.
Visto así parece una quimera, y es comprensible que lingüistas y docentes sigan devanando esta madeja con el objetivo de encontrar el método más fiable para facilitar el aprendizaje.
Desde mi punto de vista es obvio que la gramática debe tener un papel fundamental en este proceso, el conocimiento de ciertas estructuras nos permitirá movernos con mayor desenvoltura en el uso de la lengua meta. Por otro lado, desde un punto de vista metodológico, es decir cómo administramos la gramática en el proceso de enseñanza de la lengua meta, instrucción gramatical y comunicación no pueden separarse, y eso nos conduce a la adopción de la gramática cognitiva como el método más fiable para garantizar una asimilación intuitiva de los conceptos y estructuras gramaticales.
Es un verdadero reto para el docente el hecho de enseñar una lengua extranjera a adultos, me parece muy estimulante y es, ciertamente, el ámbito que más me atrae: enseñar a aprehender.
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